He estado reflexionando sobre un tema que quizás muchos noten pero pocos comentan. Últimamente, es común encontrar chicas que ofrecen sus servicios a precios que rondan los 80 o 90 mil pesos, pero al evaluar la calidad del servicio o incluso la apariencia física, queda claro que no corresponde a lo que se esperaría por ese costo.
Esto plantea una pregunta interesante: ¿se trata de una sobrevaloración personal, donde ellas creen que ofrecen más de lo que realmente valen, o simplemente estamos viendo los efectos de una especie de “inflación” en el mercado?
No se trata de menospreciar a nadie, pero creo que es importante hablar de cómo la calidad y el precio deberían estar alineados. Cuando pagas una suma considerable, esperas recibir algo acorde a ese valor, ya sea en experiencia, presentación o profesionalismo.
¿Qué opinan ustedes? ¿Es este fenómeno un reflejo de una autoevaluación inflada o simplemente el mercado está ajustándose a una nueva normalidad?